viernes, 11 de mayo de 2012

Andalucía

Historia de Andalucía

El pasado de Andalucía es igual de rico, interesante y emocionante como en cualquier lugar del planeta. Quizás, por otra parte, pocos pueblos hayan vivido las convulsiones históricas, culturales entre oriente y occidente como en esta comunidad histórica.
Las artes, las ciencias, la cultura y el entramado de pueblos y religiones han moldeado los campos, las ciudades y el carácter de sus gentes: apacible, alegre, orgulloso de su legado.
La manera de hablar con emoción de sus ciudades, de la belleza des su tierra sigue siendo legado de los antiguos andalusís, moriscos y judíos.

 El escudo de Andalucía muestra la figura de un Hércules joven entre las dos columnas de Hércules que la tradición sitúa en el estrecho de Gibraltar, con una inscripción a los pies de una leyenda que dice: "Andalucía por sí, para España y la Humanidad", sobre el fondo de una bandera andaluza. Cierra las dos columnas un arco de medio punto con las palabras latinas «Dominator Hercules Fundator», también sobre el fondo de la bandera andaluza.
La bandera oficial de Andalucía está compuesta por tres bandas horizontales verde, blanca y verde, de igual tamaño; sobre la banda central blanca se sitúa su escudo. Fue creada por Blas Infante, y aprobada en la Asamblea de Ronda de 1918. Infante eligió el verde como símbolo de la esperanza y la unión, y el blanco como símbolo de paz y diálogo. La elección de estos colores se debe a que Blas Infante consideraba que habían sido los más usados a lo largo de la historia del territorio andaluz. Según él, el estandarte de la dinastía andalusí de los Omeyas era verde y representaba la convocatoria del pueblo. El blanco, en cambio, simbolizaba el perdón entre los almohades, que en la heráldica europea es interpretado como parlamento o paz. Otras noticias históricas justifican la elección de los colores de la bandera. Los nacionalistas andaluces la denominan la "Arbonaida"', que significa "blanquiverde" en lengua mozárabe.




Andalucía tiene una extensión de 87.597 km2, que equivale al 17,3% del territorio español, por lo que es comparable con muchos de los países europeos, tanto por su superficie como por su complejidad interna. Hacia el este y al oeste limita con el Mar Mediterráneo y con el Océano Atlántico respectivamente, mientras que al norte lo hace con la Sierra Morena, que la separa de la Meseta, y al sur con el Estrecho de Gibraltar, que la separa del continente africano.
Andalucía se localiza en una latitud entre los 36º y los 38º44' N, en la zona templado-cálida de la Tierra, dando a su clima características muy definitorias como la bonanza de sus temperaturas y la sequedad de sus veranos. Sin embargo, en el amplio marco definido por sus límites existen unos grandes contrastes internos. De esta forma, se pasa de las extensas llanuras litorales del río Guadalquivir –a nivel del mar– a las zonas más altas de la península en Sierra Nevada. Contrasta la sequedad del desierto de Tabernas con el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, la más lluviosa de España. Más significativo, si cabe, es el tránsito de las cumbres nevadas del Mulhacén a la costa subtropical granadina, a escasos 50 km.

La presencia árabe en Andalucía
Tras la presencia árabe en la Península Ibérica, sería Algeciras la primera ciudad fundada por los árabes a la que se le dio el nombre de Al-Yazirat Al-Hadra, siendo la principal vía de comunicación entre Europa y África.
El nombre actual es Algeciras castellanizado que quiere decir isla. Pero el pasado de la ciudad se remonta a la ciudad bética ibera y posterior romana. Los romanos la llamaron Lulia Traducta.



La presencia árabe en Andalucía
Tras la presencia árabe en la Península Ibérica, sería Algeciras la primera ciudad fundada por los árabes a la que se le dio el nombre de Al-Yazirat Al-Hadra, siendo la principal vía de comunicación entre Europa y África.
En el año 973, Hisam II, tercer Califa omeya de Córdoba, designo como primer ministro o Hachib a Muhammad Ibn Amir Al-Maafi, mas conocido como Almanzor “Victorioso de Alah” genio militar que con su estrategia logro recuperar íntegramente todo el territorio de Al-Andalus durante ciento cincuenta años de reconquista, derrotando completamente a los reinos cristianos del norte. Tras su muerte en 1002, el Califato se desintegra en multiples reinos taifas.
Cuando ocupa el trono de Cordoba, Suleiman al-Mustain y reparte sus territorios asigna la Cora de Algeciras a Al-Qasim y varios años después se establece el reino Hammudi de Algeciras gobernado por Muhammad al-Qasim que permanece vigente hasta el 1055 que es conquistado por el rey Almutamid de Sevilla.
Es este rey quien en 1085 solicita ayuda a los almorávides, Imperio africano dirigido por Yusuf ben Hasufin para detener la reconquista cristiana y le es entregada la plaza de Algeciras como base de las operaciones militares con la obligación de devolvela. Yusuf no cumple su compromiso y a cambio conquista el reino de Granada y Sevilla. Tras la decadencia de las almorávides, aparece en el norte de África otro imperio africanos, los almohades, quienes ponen cerco a la ciudad en 1147 y tras su rendición, comienzan la conquista de Al-Andalus hasta su derrota en las Navas de Tolosa, por el rey castellano leonés Alfonso VIII.
Posteriormente en el siglo XIII, los nazaries de Granada piden auxilio contra el acoso cristiano a los benimerines del norte de África, quienes desembarcan en Algeciras en 1275, convirtiendo la ciudad en capital de sus dominios en Al-Andalus.
Los reyes posteriores, Alfonso X, Sancho IV El Bravo, Fernando IV, El Emplazado, todos ellos combaten a los benimerines alcanzando a veces victorias y derrotas, hasta que Alfonso XI vence definitivamente a la coalición de nazaríes y benimerines en la batalla del Salado. Tras la victoria, AlfonsoXI, es nombrado el 29 de marzo de 1344, Rey de las Algeciras.
Y regresando a la presencia arabe en Hispania, recordemos que el siglo VIII, fue decisivo para la difusión del Islam, tras la revelación divina al Profeta, Mahoma,”la paz sea con Él” como mensajero de Dios, siendo también elegida Hispania, luego, Al-Andalus, como lugar para difundir la nueva semilla, que se estaba propagando en el mundo entero.
El tratado recoge en su primera parte, la fundación de Al-Andalus y su identidad, donde se exponen los pilares fundamentales de la nueva civilización, con la descripción de cómo era el núcleo urbano o Medina, su distribución en dos áreas, la residencial y la comercial o Zoco, con variedad de productos, su control por la autoridad o almotacén para evitar irregularidades o fraudes, así como el lugar sagrado de la oración o Mezquita y la diversas costumbres del mundo islámico.
Posteriormente se expone la relación abreviada de ciudades o villas que forman el alfoz del nuevo reino Hammudi de Algeciras y luego tras la desintegración de éste, las invasiones africanas de los almorávides y almohades y como consecuencia de la derrota musulmana de los almohades por las tropas cristianas del rey de Castilla, Alfonso VIII en las Navas de Tolosa, en el inicio de Sierra Morena, en Despeñaperros y finalmente concluiría el rey Fernando III, El Santo, su hijo Alfonso X, El Sabio y sus sucesores hasta Alfonso XI quie los derrota definitivamente en el rio Salado.
El alfoz lo constituye Algeciras, Tarifa, Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera, Gaucin, Casares, Algatocín, Atajate
Benalauria, Benadalid, Alcala de los Gazules, Medina Sidonia, Cadiz El Puerto de Santa Maria, Jerez de la Frontera, Arcos de la Frontera, Grazalema, Zahara de la Sierra, Algodonales, Olvera, Setenil de las Bodegas, Ronda, Teba, Campillos, Velez-Malaga
Alcaucin, Zafarraya, La Malahá, Las Gabias y la joya resplandeciente de Granada.



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