lunes, 3 de diciembre de 2012

ARBONAIDA 4 de diciembre día de Andalucía



El 4 de diciembre siempre fue el día de Andalucía, no es algo que surgiera tras la muerte de Franco, sino que surge en el S. XIX durante las revueltas contra el absolutismo que en última instancia llevaron a la primera república española.

Fue un 4 de diciembre de 1868 cuando el pueblo gaditano se levantó contra la monarquía absolutista debido al silencio que ésta otorgaba a las peticiones de autogobierno. La revuelta pronto se extendió a las ciudades más importantes (Málaga, Granada, Sevilla, Jerez, …) siendo duramente reprimida. A pesar de la brutal represión, el federalismo republicano andaluz (el andalucismo de aquella época) había nacido y se extendería rápidamente no sólo por Andalucía, sino al resto de la península.
En 1869 se constituyó la Asamblea Federal de las provincias de Andalucía, Extremadura y Murcia, en la ciudad de Andújar, para declarar la insurrección contra el gobierno centralista. Una vez más la represión fue dura y el poder central ahogaría esa propuesta. No obstante, el federalismo republicano propuesto desde Andalucía fue ganando adeptos por toda la península y en 1873 se proclama la I república española. En Andalucía y Levante, el federalismo republicano se radicaliza y se llega a la proclamación de los cantones independientes. La república española, a través del general Pavía, combate los cantones y casi simultáneamente el ejército sublevado lleva a cabo un golpe de estado que acaba con la república
Por eso es el 4 de diciembre el mejor día para celebrar el día de Andalucía, el 28 de febrero es un día impuesto en Madrid precisamente para desfigurar la tradición andalucista.

Andalucía, cuna de muchas heridas
Para la iglesia somos la lujuria y el paganismo personificado; para el marxismo-leninismo, la indisciplina y el foco anarquista. Para la derecha, Andalucía es el campesino subvencionado y revolucionario, el traidor, Lorca, Machado, Alberti, etc. La izquierda recela tradicionalmente de nosotros y para los distintos gobiernos, somos un permanente peligro. En definitiva, para los no andaluces y para los andaluces sin conciencia de tal, somos individuos sin conciencia ni cultura, el folklore y la vagancia.
Pero volviendo a retomar el significado de aquel cuatro de Diciembre de 1.977, primer Día Nacional de Andalucía, cambiado por el 28 de febrero -también una fecha histórica, no en vano supimos dar una nueva lección a los enemigos seculares de nuestra tierra- no se puede dejar pasar la ocasión para recordar el crimen, injustificado, y aun sin condena de sus culpables, su ejecutor y sus superiores, del joven J.M. Caparrós.
Es cierto y sería de necio no reconocerlo, que la Andalucía de hoy, no es la Andalucía del 77;  han cambiado muchas cosas, entre ellas, por su negativa maldad, la mentalidad, no hemos creído que vivamos en el paraíso y por supuesto todas las proclamas de modernización y prosperidad que nos han vendido, nada mas lejos de la realidad.
Como entonces, seguimos en el vagón de cola del progreso tanto de las Comunidades del Estado español, como de Europa. Tenemos la tasa de paro más alta, la tasas de abandono escolar más destacada, tenemos grandes carencias de viviendas sociales, carecemos de un tejido industrial, nos hemos convertido en una tierra de servicios, -antes emigrábamos- con una gran dependencia de los mercados y la primera y segunda modernización, tantas veces prometidas, brillan por su ausencia.

El primer 4 de noviembre en 1977, a pesar de que el partido gobernante, la UCD, también convocaba, hubo palos, carreras, detenciones y sangre. Asesinaron a Manuel José García Caparrós, un joven de 18 años, trabajador de Cervezas Victoria y militante de las todavía clandestinas CC.OO. Ese crimen, como tantos otros de la llamada Transición, quedó impune.
Hay una parte de Andalucía, pequeña sí, pero firme, que hace oposición. O-p-o-s-i-c-i-ó-n. Y les duele en alma que se le haga oposición. Están acostumbrados a otra cosa: "pórtate bien y seré bueno contigo". No entienden que la dignidad, las ideas, que es lo único que nos queda, no se venden. 


«Yo sé que el camino es largo y lleno de incomprensión y dificultades, pero sabed que a cada hombre que les hagáis llegar a conocer la historia de Andalucía; la personalidad de sus gentes, la manera de ser y entender la vida y la forma, sobre todo, de expresarla y desarrollarla, será una piedra firme de ese edificio que entre todos los andaluces, sin política falsa, sino con actuación legítima del querer hacia el pueblo, tenemos que levantar limpiamente y hacerlo relucir, con los valores que son propios de nuestra cultura, para ejemplo de esta humanidad perdida, hoy, en el caos de su conformismo. Será, será entonces, cuando todos los andaluces conozcan su verdadera historia y esencia ; cuando logremos llegar a obtener el poder necesario para exigir al respeto a nuestra personalidad, tan diferente de aquella que tratan de imponernos y, en cierta forma, la han hecho asimilar a nuestro desgraciado pueblo, indefenso y perdido, entre ambiciones de todo tipo, económicas, políticas y hasta culturales, tratando de matar previamente la nuestra...»
Blas Infante (1885-1936)



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